La Ceremonia del Rave
Por Bruja

Foto de Teddy Yang
Simon Reynolds, periodista y crítico musical dijo: El rave es más que música y más que drogas. Es un estilo de vida y una creencia, un comportamiento de tipo ritual. Para el que participa es como una religión, y desde el punto de vista del observador común, parece más bien un culto siniestro.
Seguramente te pasa: vas a una tocada de techno o electrónica y en el punto más alto de la noche una sensación te invade. No te importa los horarios ni los problemas de la vida cotidiana. De repente, la gente que te rodea no son desconocidos, sino más bien tus hermanos, y la música y el baile te hacen sentir en un verdadero aquelarre de libertad, éxtasis y desahogo.
El 2 de enero del 2021, la policía de Barcelona clausuró una enorme fiesta de electrónica que se llevaba a cabo en plena pandemia, en una fábrica de ladrillos ubicada en Llinars del Vallés. Dentro había más de 400 jóvenes negacionistas que llevaban más de 40 horas bailando. Fue una de las noticas más impactantes de ese día.
Ahora, ¿que puede tener en común una fiesta rave con una ceremonia religiosa?
Según el filósofo y sociólogo Émile Durkheim, en su libro "Las formas elementales de la vida religiosa", publicado en 1912, las religiones primitivas refuerzan la cohesión social a través de sus rituales y ceremonias. Según Durkheim, estas prácticas no solo sirven para adorar a deidades, sino también como una consolidación de una identidad colectiva y la solidaridad del grupo. Estas ceremonias religiosas actúan como herramienta para crear vínculos sociales fortaleciendo a la comunidad, generando un sentimiento de unidad y conexión entre los participantes. La obra analiza la religión como un fenómeno social y atribuye su origen a la seguridad emocional alcanzada por el individuo en la convivencia con la sociedad.
¿Te suena familiar?

Foto de Chad Kirchoff
En "Energy Flash: A Journey Through Rave Music and Dance Culture", Simon Reynolds argumenta que los raves actúan como un antídoto contra la alienación moderna.
Reynolds destaca que el sentido de unidad en un rave se amplifica a través de la combinación de luces, música y sustancias psicoactivas, creando un ambiente de éxtasis colectivo. Este entorno permite a los individuos trascender las barreras sociales y experimentar una conexión profunda con los demás, lo que refuerza un sentido de pertenencia y comunidad. Además, Reynolds subraya que los raves no son solo sobre la música y el baile, sino también sobre la creación de una cultura alternativa donde las normas convencionales se suspenden, permitiendo una mayor libertad de expresión y una exploración de identidades personales y colectivas.
Son experiencias inmersivas que fomentan un sentido de comunidad y liberación.
Los raves se convierten en espacios donde la música electrónica y el baile actúan como fuerzas unificadoras, creando un sentimiento de éxtasis colectivo y trascendencia.
Reynolds también destaca cómo estas fiestas desafían las convenciones sociales y culturales, ofreciendo un refugio donde las personas pueden escapar de las presiones de la vida cotidiana y exploran nuevas formas de identidad y expresión personal.
En estos eventos, las barreras sociales se desvanecen, permitiendo a los asistentes conectarse en un nivel más profundo a través de la música, la energía del entorno y, a menudo, el uso de sustancias psicoactivas.
¿Y sobre el impacto cultural? Reynolds señala que, para él, las raves representan una forma de resistencia cultural y una celebración de la creatividad y la comunidad en su forma más pura. En sus propias palabras: La música electrónica es la última revolución.

Foto de Mwabonje Ringa
ESTADOS ALTERADOS DE CONCIENCIA
Durkheim lo aborda de la siguiente manera: Los estados alterados de conciencia, inducidos por rituales y ceremonias religiosas, desempeñan un papel crucial en la enlazadura y la solidaridad social.
Según Durkheim, los estados alterados de conciencia permiten a los individuos trascender su vida cotidiana y conectarse con lo sagrado, lo cual refuerza los lazos comunitarios y la identidad colectiva.
Durkheim explica que, durante los rituales religiosos, los participantes experimentan una efervescencia colectiva, un estado de excitación emocional intensa que los une en una experiencia común. Esta efervescencia, a menudo acompañada de danzas, cantos y otras formas de expresión física, crea un ambiente en el que los individuos se sienten parte de algo más grande que ellos mismos. En estos momentos, las barreras entre el individuo y la comunidad se disuelven, y los participantes se sienten profundamente conectados con los demás y con la divinidad.
Para Durkheim, estos estados de conciencia alterada no solo fortalecen la cohesión social, sino que también permiten a los individuos internalizar las creencias y valores de su grupo. La experiencia compartida de lo sagrado durante los rituales consolida la moral y las normas colectivas, asegurando que los miembros de la comunidad mantengan un sentido de propósito y pertenencia.
¿Y que dice Reynolds?
Reynolds argumenta que en los eventos rave, todos los elementos que lo conforman (música, luces y las sustancias psicoactivas) permiten a los participantes alcanzar niveles elevados de percepción y experiencia emocional.
Reynolds sostiene que la música electrónica, con sus ritmos repetitivos y envolventes, actúa como una forma de meditación que puede inducir un trance colectivo. Este estado de trance facilita una desconexión de las preocupaciones diarias y una inmersión profunda en el momento presente. Las personas experimentan una disolución del ego y una sensación de unidad con la multitud, creando una conciencia colectiva intensificada.
El autor también señala que estos estados expandidos de conciencia no son solo efectos colaterales del entorno rave, sino que son objetivos buscados activamente por los participantes.
Los raves, entonces, se convierten en rituales modernos que ofrecen una experiencia espiritual y de autotrascendencia, similar a las prácticas de éxtasis en las religiones primitivas.
En un mundo cada vez más dominado por la rutina y la tecnología, los raves proporcionan un escape vital y una oportunidad para explorar nuevas dimensiones de la conciencia y la identidad personal.
En el corazón de cada raver late el espíritu de unidad. En cada baile creamos un espacio donde las diferencias se desvanecen y emerge una comunidad solidaria.
Dejemos que cada beat nos recuerde nuestra conexión con nosotros y lo ancestral, y que cada baile sea una celebración de nuestra humanidad compartida.
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